3.1-Galileo
Galileo Galilei nació en 1564 (el mismo año que William Shakespeare por cierto), en la ciudad de Pisa, en Italia. Fue profesor de matemáticas en la universidad de Pisa, la cual estaba abarrotada de aristotélicos a quienes Galileo consideraba unos pamplinas y disfrutaba mucho humillando y ridiculizando sus ideas. Como era de esperar en cuanto finalizó su contrato fue expulsado de la universidad y aceptó una oferta de la universidad de Padua.
En cuánto Galileo oyó hablar de un holandés llamado Hans Lippershey que había inventado un telescopio que permitía ver los objetos lejanos, se puso manos a la obra y se fabricó el suyo propio con nueve aumentos.
La voz se corrió rápidamente por toda Venecia cuyos habitantes estaban entusiasmados por el invento, puesto que Venecia era una potencia marítima y permitía ver a los barcos en la lejanía dos horas antes de llegar. Eso hizo que todas las dificultades financieras de Galileo quedaran liberadas para poder dedicarse en cuerpo y alma a la que era la investigación de su vida.
Pese a todo, Galileo le tenía reservado un plan diferente al telescopio. Llegó a fabricarse un telescopio de hasta treinta aumentos y decidió apuntarlo en dirección al cielo, a las estrellas, a los planetas… fue de los primeros testigos del inicio del fin de la concepción aristotélica.
Descubrió montañas en la luna e incluso hizo estimaciones sobre que altura podían tener, refutando así la tesis aristotélica de que los cielos eran perfectos y la luna una esfera lisa e inmutable. ¿Cómo es posible simplemente mirando por un telescopio a la Luna, descubrir una montaña y más aún su altura? Yo no sé vosotros, me avergüenza decirlo pero yo salí del colegio bastante despistado sobre porqué la luna tiene fases. ¿Qué significa que la luna esté llena? ¿Qué es el cuarto creciente? https://www.youtube.com/watch?v=yzYpIxogm1k. Una vez entendido y, añadiendo el detalle de que siempre vemos la misma cara de la luna (el motivo de ello es más complejo), cuando la luna está en cuarto creciente o cuarto menguante con la luz del sol incidiendo lateralmente podemos ver la sombra de las montañas que no vemos cuando hay luna llena. Con un poquito de trigonometría y valores aproximados se pueden hacer estimaciones de su tamaño.
Descubrió nuevas estrellas que antes eran imposibles de ver a simple vista, y además a diferencia de los planetas estas no aumentaban de tamaño. Lo que validaba la hipótesis de Copérnico de que existía un gran hueco entre Saturno y las estrellas fijas y refutaba el mejor argumento que tenía la teoría geocéntrica frente a la heliocéntrica que argumentaba que debería observarse el paralaje, o dicho de otro modo: La diferencia de posiciones de las estrellas dependiendo del lugar de la tierra en su órbita. Si las estrellas estaban lo suficientemente lejos explicaría por qué no se apreciaría el paralaje. Ejemplo sencillo: Observa tu dedo con el ojo derecho, cerrando el izquierdo; haz luego lo mismo con el derecho y comprobarás como su posición en relación al fondo se ha movido y es diferente. De aquí que, en función de si la Tierra desde un tipo de perspectiva se encontrara a la izquierda o a la derecha del sol, veríamos las estrellas cercanas en diferentes posiciones respecto al fondo, del mismo modo que nuestro dedo. Estoy planteándome a todo el que le suene esto a chino, hacer algún día una serie de capítulos de matemáticas y trigonometría aplicada a la astronomía. Aprenderéis así a medir el radio de la tierra de forma aproximada usando simplemente dos palos para cuando tengáis tiempo libre, viajéis y reflexionéis que es en lo que os habéis convertido…
¡Descubrió que Júpiter tenía satélites! Pequeños planetas que giraban alrededor suyo. El descubrimiento conmocionó a toda Europa. La tierra ya no era el centro de todo. Parecía ser que había planetas que eran a su vez el centro de otros planetas más pequeños que giraban alrededor suyo.
Descubrió que existían unas manchas en el sol (hoy conocidas como manchas solares), fue la primera vez por decirlo de algún modo, que un hombre vio la “cara” del sol, y veía que la cara con el tiempo giraba. Lo que podía significar o bien que el sol rotaba, o bien que la tierra rotaba y a la vez giraba alrededor suyo.
Y por último, uno de sus más importantísimos descubrimientos fueron las fases que Venus. Venus al igual que la luna tenía fases y el motivo por el que fue tan importante es porque mediante su continúa observación llegó a la conclusión de que Venus giraba alrededor del sol.
Galileo fue sin duda uno de los individuos que más difícil se lo puso al catolicismo (quienes no olvidemos, compartían la concepción aristotélica). Pese a ello tuvo la suerte de encontrarse en la República de Venecia, que era un lugar en el que la inquisición no tenía mucho poder. En el año 1600 en Roma había sido quemado en la hoguera un monje astrónomo, filósofo y poeta italiano llamado Giordano Bruno, que afirmaba herejías como que el sol, no era más que una estrella de todas las que vemos en el firmamento y que probablemente habría más planetas en ellos que albergasen vida inteligente como la nuestra. Tenía además “absurdas” concepciones teológicas cercanas al panteísmo, el cual defendía que naturaleza, universo y Dios son ideas equivalentes. Absolutamente todo es Dios.
El espíritu rebelde de Galileo quería rebelarse contra la concepción geocéntrica del universo a la vez que le preocupaba la reacción que las autoridades podrían tener sobre él. Escribió en 1623 un libro llamado Dialogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, en el que discutían un aristotélico y un copernicano. El libro finaliza con la discusión vencida por el aristotélico… sólo en apariencia puesto que ¡cualquier persona con un mínimo de inteligencia que leyera el libro comprendía de inmediato que los argumentos más sólidos se encontraban del lado copernicano! Y por si fuera poco, Galileo cometió al igual que hizo Descartes con su Discurso del método, un gran desafío a la iglesia, escribiendo el libro en italiano en vez de en latín, de modo que podía entenderlo todo el mundo y no solo un pequeño grupo de eruditos.
La iglesia católica presionada por las reformas y la escisión protestante se vio obligada a endurecer su postura en lo relativo a la interpretación literal de las Sagradas Escrituras, lo que hizo que Galileo fuera juzgado en 1632. Galileo negó el modelo copernicano bajo amenaza de tortura y fue condenado a vivir recluido en su casa por el resto de su vida.
El juicio a Galileo por defender el heliocentrismo, ha sido considerado y siempre suele representarse como el mejor ejemplo que ha habido de conflicto entre religión y ciencia en la cultura occidental. No obstante, detestaría que quedase como anécdota tipo: una vez más, la ciencia gana a la religión. Sino tipo: una vez más, el individuo vence al colectivo. Al colectivo que nunca va a querer pensar diferente a como piensa el resto de su propio colectivo por miedo o pánico a la soledad. A aquellos quienes les encanta ponerse etiquetas y pertenecer a su propia religión fuera de la cual todo es pecado y desearían tener a la mínima la hermosa posibilidad de vivir su propia inquisición y quemar en la hoguera a tantos Giordanos Brunos como pudieran.
Para todos ellos va dedicado este bellísimo poema suyo que dedicó a sus verdugos.