3.-¿En qué consiste la libertad?

20.12.2013 18:54

    Muchas personas objetan que en el capitalismo existen desigualdades... ¡y es cierto! La cuestión es ¿debería preocuparnos? A mí me importa un pimiento que existan desigualdades ¡lo que no quiero es que exista gente pobre! Y por eso hay que entender, que en un sistema de libre mercado de verdad -no lo que tenemos- alguien sólo puede ganar mucho dinero, bajo la condición de que muchas personas hayan decidido voluntariamente dárselo. Y eso sólo se puede conseguir, ofreciendo algo creado con tu trabajo que mucha gente realmente desee, supliendo una necesidad y enriqueciendo con ello a multitud de personas -a la vez que te enriqueces tú también por supuesto-.

    Este hecho funciona en muchas ocasiones como un poderoso incentivo para las personas ansiosas de ganar dinero y vivir grandes vidas de lujo. Trabajar hondo por ofrecer a las personas bienes materiales que les ayudarán a llevar una vida más fácil. Puede no gustarnos que el impulso que lleve al ser humano a producir sea ganar dinero pero tampoco debería ser responsabilidad nuestra lo que esa persona haga con su dinero -porqué para algo es suyo-. Él sabrá, cada persona es un mundo con sus propias metas y sus propios sueños y no quiero ser yo el que me interponga. Si en su lecho de muerte, descubre que su obsesión al trabajo y al dinero le ha apartado del amor y las cosas más importantes de la vida es su problema.

    Existen además ricos 'que caen bien'. Bill Gates es visto con muy buenos ojos, por mucha gente porqué es un rico solidario, que siempre ha donado mucho de su dinero a obras de caridad y ha estado a favor de que se subieran los impuestos a las rentas más altas en campañas demócratas ante la negativa del partido republicano. Lo que esa gente no parece pararse mucho a pensar, es que precisamente si en algo ha contribuido a la pobreza, no han sido en absoluto por sus grandes obras de caridad... ¡pondría la mano en el fuego que eso representaría una contribución menor que un 0.5%! ¡Lo que de verdad ha ayudado ha sido su contribución a que estés leyendo esto en un PC desde tu casa! No sólo eso, la incorporación de los ordenadores al mundo laboral, a las empresas hicieron aumentar el rendimiento de la producción nacional allá donde llegaban. Y un país que puede producir más bienes y servicios, es un país más rico. Cuanto más fácil es producir algo, más barato se puede vender y eso hace que en un país en el que productos que quizás antes eran de lujo y sólo podían permitirse una pequeña minoría, acaben pudiendo ser usados por la gran mayoría de la población.

El Orden Espontáneo

    Como veis, el mercado es uno en todo su conjunto, es la suma de todas las ideas y todas las decisiones individuales de todos los individuos que forman la sociedad. Somos tú, yo, toda persona que conozcas. En función de lo que decidas comprar en tu día a día, inevitablemente tu elección está afectando a los vendedores, los cuales a su vez dependen de otros vendedores, y estos a su vez de otros... creando en ello una inmensa cadena de colaboración inteligente. Una especie de orden orgánico superior al ser humano, del cual nosotros solo jugamos el papel de 'célula'. Y al igual que ellas especializándonos para hacerlo funcionar con su propio corazón, cerebro, higado, riñones... aunque infinitamente más complejo. Todos dependemos de muchos otros, y ellos a su vez dependen de nosotros. ¡Cómo va a desear el capitalismo que te empobrezcas! ¡Dependemos mutuamente todos de todos!

    Y ésa es la magia de la libertad. El orden espontáneo que creamos de forma pacífica cuando nadie intenta imponer nada a nadie y decidimos libremente con quien intercambiamos. A muchas empresas puede no gustarles que consumas el producto de la competencia en vez del suyo, pero lo único que les queda es aprender y adaptarse a aquello que les gusta a las personas. De lo contrario desaparecerían. Ese es un modo eficiente de economizar los recursos de una sociedad. Cuando en un equipo, las personas que trabajan están especializadas y cada una tiene su función que sabe realizar mejor que los demás, probablemente cualquier cosa que se propongan la realizarán en el mínimo tiempo y con la máxima eficacia. En el mercado pasa lo mismo, la gente tiene que descubrir que es aquello que se le da mejor hacer, ¡y hacerlo lo mejor posible! Así es como realmente nos estarás ayudando a todos. Especializándonos en aquello que se nos da bien y trabajando en algo que es útil, y crea valor para los demás es el mejor modo en el que podemos contribuir para vivir en una sociedad mejor y en la que seamos todos más ricos.

    Es por eso que recalco, que mi defensa del mercado nace de un sentimiento de amor, de asombro, de maravilla. De observar todos aquellos bienes materiales que uno tiene alrededor en su cuarto, y ser consciente del trabajo que ha llevado producirlos. ¡No salen de la nada! Observa todos los bienes materiales que te están rodeando ahora mismo, ordenadores, mesas, lamparas, bombillas, energía, papel, lapices, sillas, ropa... si contáramos cada una de las personas que han intervenido y colaborado en la fabricación de cada uno de ellos estaríamos hablando de cientos de miles e incluso quizás millones, que decidieron colaborar de forma voluntaria sin seguir las órdenes de ningún sabio planificador. No siempre por haber más gente en el mundo aumentará la miseria como pronosticaba Malthus. Precisamente, somos así de ricos gracias a que somos muchísimos especializándonos, y permitiendo que cada uno de nosotros dispongamos de una mayor cantidad de bienes. Vienen de personas que han decidido ofrecértelos en libertad a cambio de parte de nuestro trabajo y decidimos aceptar el trato. No es una visión consumista. El consumismo es precisamente todo lo contrario. Las personas consumistas no aprecian lo que tienen ni el trabajo ni la genialidad que pueda esconderse detrás de cada uno de los maravillosos móviles que usamos hoy en día por ejemplo -aunque me niegue a comprarme uno y tener whatsapp los considero una maravilla igual que conste-. El consumismo nace justo de la falta de conciencia. De creer que los bienes materiales crecen... de la nada. Que son como el aire, usar y tirar. Está muy bien ese ideal budista de desprenderse uno de sus posesiones, pero hasta el monje más monje necesita tener algún bien material que le pertenezca... si simplemente aceptas las posesiones que tienes o consigues como el fruto arte de tu trabajo o el de otra bellísima persona con quien lo intercambiaste, estás añadiéndole a tu conciencia espiritual parte de ese amor que podemos entregarnos en forma material. 

    El orden del mercado puede mantenerse perfectamente sin que ninguno de los integrantes que lo componen sea consciente en absoluto de su existencia. Es esa falta de conciencia la que ha llevado a lo largo de la historia de la humanidad una y otra vez a entender la civilización como el resultado de las leyes impuestas por algún rey o emperador que trate de guiar a los individuos. Nos cuesta mucho alejar de nuestra mente aún la idea del "creador". El ser humano ve la naturaleza y es incapaz de imaginar que la causa-efecto y el azar de cada una de las partes que la componen sea capaz de crear algo tan hermoso, diverso y equilibrado. Hasta que descubrimos la teoría de la evolución no nos percatamos qué Dios es en realidad más misterioso de lo que muchos antes imaginaron... que no es un simple ingeniero. Sus criaturas deben hacerse a sí mismas y el ser humano no es menos. Tender a pensar que la sociedad necesita una gran mente que dé ordenes y organice a todos sus individuos para que así de éste modo consigamos sobrevivir ha sido probablemente el obstáculo más grande de todas las civilizaciones allá donde el poder ha querido imponer sus ideas, ya sean estas solidarias o no. Si hay algo que debería quedarnos claro es que en economía las buenas intenciones no sirven para nada, aunque nos gobierne María Teresa de Calcuta.

    De hecho, allá donde se ha intentado prescindir del mercado lo único que se ha cultivado ha sido hambre y pobreza. No existe país socialista en el mundo en el que no haya existido un mercado negro. ¡Y probablemente fue gracias al mercado negro por lo que mucha gente consiguió vivir mejor! No sólo prescindir del mercado, sino intervenir en él fijando precios diferentes a los que la oferta y la demanda dicta para proteger a las personas de los 'malvados empresarios especuladores' (https://r-evolucion.es/2013/11/20/masiva-celebracion-en-venezuela-tras-aprobacion-de-ley-contra-sobreprecios-y-especulacion/) crea consecuencias que pueden no ser vistas a primera vista... https://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/11/131125_venezuela_escasez_supermercados_dp.shtml -abrid cualquier libro de microeconomía de primero de carrera e id al capítulo titulado 'Precios máximos'. Os daréis cuenta lo peligroso que es que un país esté gobernado por individuos que carecen de esos mínimos conocimientos-.

 

Para curiosos:

https://books.google.es/books?id=MF8sETKKD7EC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false  Capítulo 4

 

        Vivir agradeciendo todas aquellas cosas que hacen nuestra vida más cómoda, es vivir teniendo conciencia real de lo que la pobreza es. Un profundo agradecimiento a todos aquellos bienes materiales qué continuamente hacen nuestra vida más fácil, pero qué, al igual que el aire, cuanto más comunes son en ella, menos aprecio les mostramos. Como dice Ortega y Gasset en su libro 'La rebelión de las masas'  publicado en 1929 :

"Ningún ser humano agradece a otro el aire que respira, porque el aire no ha sido fabricado por nadie: pertenece al conjunto de lo que «está ahí», de lo que decimos «es natural», porque no falta. Estas masas mimadas son lo bastante poco inteligentes para creer que esa organización material y social, puesta a su disposición como el aire, es de su mismo origen, ya que tampoco falla, al parecer, y es casi tan perfecta como la natural."    

    No confundamos lo que Ortega y Gasset se refería por masas, no son ellas los obreros ni las personas más pobres. Sino se refería a un nuevo tipo de hombre que comenzaba a abundar por todas partes y en todas las esferas de las clases sociales. Un nuevo tipo de hombre que traía nuevas ideas absurdas que no habían pasado de ningún modo la crítica que la razón les podía objetar como eran el fascismo y el bolchevismo. Ambas ideas antilibertarias y peligrosísimas en la práctica -qué nos vas a contar Ortega... qué nos vas a contar-. 

    Y en efecto, no aprender de economía puede convertirnos en esos niños mimados que al haber nacido en la abundancia somos incapaces de comprender cual es el orden que la mantiene y a tirar piedras sobre nuestro propio tejado.

La Revolución del Pensamiento Económico

    Uno de los mayores agradecimientos que le debo a aprender economía se encuentra en la superación intelectual de una venenosa e ignorante idea que vivía en mi infantil mente, y aún hoy vive en la de mucha gente que consiste en pensar qué para que nosotros vivamos con el nivel de vida que tenemos, a cambio gente en el mundo está pasando hambre. Qué todo el progreso de Europa y de Estados Unidos, se debe únicamente a que nuestra riqueza es “robada” o “expropiada” a otros para que tengan menos. Caer en el brutal error de pensar, que la riqueza es algo estático, que cuando uno gana, otro a la fuerza tiene que perder es el error económico más común que ha existido durante toda la totalidad de la existencia humana, al menos hasta Adam Smith.

                                   

    Sí, Adam Smith fue el Copérnico de la economía, Copérnico dio un giro al pensamiento habitual de las personas de pensar lo más lógico a primera vista, que es, que el Sol gire alrededor de la tierra, y decidió plantear que bien pudiera ser al revés. Adam Smith significó lo mismo sobre nuestras ideas económicas. Si en un país, existe un número finito de billetes que circulan por él... si alguien se hace con muchos de ellos ¿No deben a la fuerza quedarse muchos de ellos sin, con la consecuencia de ser más pobres? No necesariamente, si el reparto de ellos ha sido voluntario en un sistema de libre mercado. La cantidad de billetes puede mantenerse estática y pese a ello... ¡el nivel de vida de todas las personas que vivían en el país puede aumentar de forma inimaginable! Dicho de otro modo: Mientras todo el mundo se fijaba en el dinero -o en la cantidad de oro- de un país, Smith decidió fijarse en cuál era su efecto en las relaciones humanas -si eres economista estarás arqueando la ceja ahora mismo. Lo sé, he hecho un símil extremadamente burdo y totalmente sacado de contexto refiriéndome a la balanza comercial entre países-.

    Las malas políticas de los gobiernos que atacan a la libertad de sus habitantes la mayoría de veces en provecho propio, muchas otras por ignorancia son las causas del atraso económico de los países. Aquellos países en los que el gobierno se había mantenido al margen y había dejado a sus ciudadanos comprar y vender en paz, eran los que en aquella época presentaban los mayores niveles de riqueza para todos sus habitantes. Muchas de esas ideas se encuentran en su libro La riqueza de las naciones.

    Lamentablemente mientras que las ideas de Copérnico se encuentran en la mente de casi todos los habitantes del mundo -aunque sea un modo dogmático ya que muy pocos se han preguntado por qué, cosa que tampoco apruebo- las de Adam Smith no han ni siquiera rozado la superficie de sus mentes. Esas ideas sirven para darse cuenta, que en el mundo todavía cabe riqueza y bienestar para toda gente pobre que existe aún y que uno de los mayores principales motivos de la pobreza han sido siempre las guerras y las dictaduras que se han dedicado a robar y expropiar aquello que era propiedad de sus habitantes; que la caridad y las limosnas son una trampa mortal y que no existe mayor potencial para sacar a la gente de la pobreza que simplemente tener un gobierno que, en palabras de Hayek, nos dé la oportunidad de encontrar cuál es el mejor modo de hacernos valer los unos a los otros.

    Sin embargo, como moralidad que tenemos, hemos creado un sistema jurídico, y unas leyes porqué comprendemos que la libertad, no es por igual para todos si no aseguramos a los más desfavorecidos la capacidad de poder participar en ella. Es por eso que no vale con que un país se abra al libre mercado, la inversión en educación y una inteligente redistribución que ayude a hacer notar el crecimiento económico a las clases más bajas del país ha disparado la riqueza de todos sus habitantes a niveles inimaginables.

    Tampoco todo son rosas en un país libre… personas malvadas pueden aprovecharse de la desinformación de otras personas para engañarlas. A eso se le llama fraude. Y un banco, que se aprovecha de la desinformación y la ingenuidad de una familia que firma una clausula abusiva, casándose con él de por vida, y con la posibilidad de perder absolutamente todo es uno de los riesgos que pueden aparecer y de los que desgraciadamente hemos sido testigos en estos últimos tiempos. Toda libertad conlleva responsabilidad, y hasta que no tengamos una sociedad realmente madura y educada debe velarse por el poder legislativo para regular toda tentativa de fraude, engaño o robo.

    ¡Tampoco conocemos todavía todas las implicaciones de la libertad! Podría ser que a primera vista, la acción de un individuo o varios que no pareciera perjudicar a nadie a primera vista, acabase provocando efectos no deseados a otros individuos. Como por ejemplo, si muchas personas en una sociedad empiezan a ahorrar de golpe, podrían crear una deflación de precios que puede destruir muchos empleos y puestos de trabajo. La libertad tiene también accidentes, y el gobierno al lado de la ciencia económica debe tomar decisiones inteligentes en esas situaciones para ayudar a las personas a volver a la estabilidad. Muchos neomarxistas opinan por estas crisis que hay que acabar con el capitalismo. Es un argumento tan absurdo como opinar que deberíamos dejar de conducir porqué hay gente que se mata en accidentes. Existen sin embargo formas en las que el gobierno puede ayudar sin tener que prohibir conducir.  

    Pero… ¿Qué ocurre con todas aquellas personas que cobran tan poco? ¿De qué modo puede la libertad ayudarlas?

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